18 septiembre 2006

CARTAS AL VUELO I Estás tan lejos que te quiero más

Hablo. ¿Hablo con quién? Contigo, conmigo. Hablo con todo lo que me rodea. Pero hoy escribir cuesta mucho. Todo se resuelve hablando por teléfono. Cuesta mucho menos mover la lengua que la mano.
Hablo contigo esperanzado, sabiendo que no vendrás. No vendrás hoy. No lo has dicho, pero no te espero y sin embargo cada ruido me conmina a tu presencia. Espero verte entrar en cualquier momento. Pero no, estoy seguro que no vendrás. Lo repito para ver si el encantamiento de la palabra hace nacer en ti, donde estés, el deseo de venir a verme.
Sé que no es que no me quieras, pero tampoco me quieres tanto. No me quieres ni me dejas de querer. Ni siquiera me quieres un día y dejas de quererme al otro para volver a quererme al siguiente. A veces me pongo a pensar que haces eso premeditadamente, que lo haces para desesperarme y que te quiera más.
Tú, que no sabes cómo te quiero y que si lo sabes no te quieres dar por enterada. Ni me das importancia, ni me la dejas de dar. Me abandonas entre dos aguas, entre dos corrientes contrarias que me tienen prisionero desde el primer día. Tú, que me dejas adivinar sin asegurarme nunca que lo que imagino es cierto.
Acaso sí, acaso no. Infranqueable. Y aún así te quiero. Te quiero, desasido. Si por lo menos hablaras por teléfono y oyera tu voz. Te quiero y estoy contento de que lo sepas. ¡Quién me lo habría de decir, cuando nos conocimos, que eres como eras! Tan llena de vida, segura de ti, yendo hacia la meta con los ojos cerrados y sin darle importancia a los obstáculos.
Te quiero y me tienes atado hablando así contigo como si estuvieras ahí delante de mí, con la sensualidad contenida en una sonrisa. Te ríes de mí. Me dejarás cualquier día porque sí o para irte con otro y yo me quedaré solo. Voy por la calle como por mi casa.
Lo único que deseo es sentarme en esta butaca y esperarte. Me gusta el cine sí, pero contigo. Con tu mano en la mía nada más. El cine porque está oscuro y no nos pueden ver unidos. Y luego a bailar. A dar vueltas, atado a ti. Desmadejados por la música. Arrullados por ella, al vaivén del aire que la lleva.
Sintiendo tu peso en contrapeso del mío para girar. Girar, girar. Como si nosotros fuésemos el centro del mundo. En nuestro mundo chiquito que empieza donde empiezas tú, y acaba donde acabo yo. Ya ves, me conformo con que me eches de menos.
Te espero sabiendo que no vendrás. Voy a hojear un libro para no leer y recordar, acaso mi niñez libre y alegre. Tan sólo imaginando que tú vendrás y lo borrarás todo, a pesar de tu desgana, de tu desinterés por lo que no sea tuyo, de tu honda lejanía. Estás tan lejos que te quiero más por eso, horizonte mío, tibio amor. Ven a mí, tan extrañada mía, ven ¿no me oyes?, ven, yo aquí me quedo.

0 comentarios:

Related Posts with Thumbnails