
20 diciembre 2006
Eros y thánatos

26 octubre 2006
Yo me valgo de las palabras

19 septiembre 2006
CARTAS AL VUELO VII La palabra puerta

CARTAS AL VUELO VI De mi parte

18 septiembre 2006
CARTAS AL VUELO V Siempre hasta el final

CARTAS AL VUELO IV Sobre todas las cosas

CARTAS AL VUELO III El acto más involuntario

CARTAS AL VUELO II Hoy pasé por tu casa

CARTAS AL VUELO I Estás tan lejos que te quiero más

17 septiembre 2006
CURSOS Y DISCURSOS V Elogio a la palabra clara

CURSOS Y DISCURSOS IV Páginas de una bitácora de vuelo

CURSOS Y DISCURSOS III El vertiginoso flujo inspirdor

CURSOS Y DISCURSOS II Cuando la vida es una novela

CURSOS Y DISCURSOS I Ante la multitud de libros prescindibles

16 septiembre 2006
TRIBUTO A LA SOLEDAD XVIII En la memoria de los cuerpos

TRIBUTO A LA SOLEDAD XVII Un suplicio de entrega mutua

TRIBUTO A LA SOLEDAD XVI Nos encerramos en el amor

TRIBUTO A LA SOLEDAD XV El tiempo nos pone a prueba

TRIBUTO A LA SOLEDAD XIV Para ya no olvidarnos

TRIBUTO A LA SOLEDAD XIII ¿Aún crees que tenemos algo en común?

De pequeño aprendí a llevar como escudo la mentira, a ocultarme en el laberinto del engaño. Por eso aquella absurda manía de corromper la verdad, de sabotearme a mí mismo, de ponerme una mano frente a los ojos y hacer como si no viera nada, como si todo estuviera siempre bien. Qué tremenda tontería. ¿Cuántas veces no te habré engañado impunemente, casi por inercia, hasta reclamarme a toda hora la traición a la confianza cometida?, ¿cuántas veces nos volvimos enemigos en la obsesiva tarea de mostrar quién de los dos podía someter finalmente al otro?, ¿cuántas veces dijiste “no pasa nada” con tal de no romper aquel encanto en el que vivimos, ese limbo donde permanecíamos inermes a las caricias?, ¿cuántas veces gozaste con la imprudencia de mis celos acumulados, o cuántas los provocaste premeditadamente para hacerme sucumbir en tus naufragios? ¿Cuáles fueron los motivos por los que dejamos de asistir a esa isla rodeada de anhelos, a ese amor predilecto albergado en algún lugar de nuestros corazones? ¿En qué momento la idea del amor eterno se convirtió en ese infierno de contradicciones que soslayó el respeto y la confianza que en un principio nos prometimos? Vamos, ayúdame a responderme estas preguntas, a sanar mis dudas y atar mis cabos sueltos en esta entrañable historia. No sé qué puedas pensar al respecto. No sé si te consideres dentro de esta aventura compartida. No sé si en la completa soledad te gane la añoranza, si todavía extrañes entregarte al ser amado por completo... ¿Aún crees que tenemos algo en común?
15 septiembre 2006
TRIBUTO A LA SOLEDAD XII Una última esperanza
TRIBUTO A LA SOLEDAD XI Un caracol llamado deseo
