22 abril 2007

Amores ausentes tras bambalinas

Para los que se cuestionan de qué trata LOS AMORES AUSENTES, deben saber que esta puesta en escena conjuga la danza-teatro con recursos multimedia, dice el director en entrevista para ombligo.com, momentos antes de la tercera llamada. Los actores en escena forman un espectáculo que busca conmover, más allá de todo entretenimiento, dice Roberto Manzano, y de confrontar a quienes se atrevan a cuestionarse sobre el ideal romántico que difunden las telenovelas, pues el teatro de enredos amorosos es un catalizador de las frustraciones conyugales. Cabe mencionar, que personas consagradas como Pina Baunch o Guillermina Bravo ya han tenido el atrevimiento de combinar teatro y danza con la intención de transgredir los clichés del imaginario colectivo. “Dejarlos crear por sí mismos y permitirles hacer uso de la improvisación es crucial para romper la estructura del actor-maniquí, ya que las gesticulaciones, los sonidos o las palabras ininteligibles también ayudan justamente a crear enlaces entre el texto y la actuación”. Según Carlos Valencia, actor y bailarín, Egresado de la Escuela Nacional de Arte Teatral bajo la dirección de Bruno Bert, el desamor es una fase más del enamoramiento, pues sin el uno no existe el otro, ya que están sumamente relacionados. Asimismo, confiesa que ya ha sufrido en carne propia las decepciones amorosas; “la más reciente me duró más de dos años en los cuales fui superando día a día el duelo”. El proceso del montaje fue laborioso, comenta Roberto Manzano, pero lo más complicado del trabajo de dirección es “sensibilizar a los actores para trasmitir al espectador sus emociones, manifestándolas corporalmente”. La obra busca trasmitir que uno debe quererse primero a sí mismo para amar a otras personas y las referencias literarias sirven como el hilo conductor para explicar lo que sucede en cada escena, nos cuenta Mariana Wences, egresada del Centro Universitario de Teatro. “La misión de la obra es conectar el sentimiento universal con la esfera íntima del espectador y no creo que sea un requisito haberse enamorado antes para identificarse con la obra, pues en este caso hay muchas interpretaciones sobre el mismo tema”, señala la actriz, cuya formación dancística que la ha llevado a participar en varios proyectos multidisciplinarios. Pocos se dan cuenta que en realidad, la historia de la Cenicienta empieza cuando termina el cuento de hadas asevera Jorge Ramírez Ronzón, Egresado de la Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea, quien ha participado también con la compañía de Paul Taylor, en Nueva York. “Es allí donde nos enfrentamos a la puesta en escena de nuestra propia existencia; donde somos los protagonistas cotidianos de una historia íntima en la que invariablemente tropezamos con la desazón del amante abandonado”, agregó durante el calentamiento previo al inicio del show. Los asistentes podrán apreciar un equilibrio perfecto entre secuencias dramáticas y dancísticas donde se demuestra -como dice el maestro Eugenio Barba- que el verdadero intérprete domina ambas disciplinas y las fusiona en una misma. En esta obra, no hay finales felices, ni desenlaces resueltos con cursilería, pues el público dispuesto a dejarse ‘tocar’, deja de ser una entidad pasiva y en consecuencia, interpreta lo que desea, completando así, una retroalimentación mutua en el escenario. En LOS AMORES AUSENTES se intenta explorar las distintas modalidades del amor a través de los movimientos corporales, logrando así, que esa emoción absoluta por excelencia intente perpetuarse en nuestro pecho para no morir nunca.

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