26 abril 2009

Por el gusto de habernos conocido

Y pensar que todo se dio a partir de un simple pretexto. De pronto, nuestra travesía cobró otro significado. El motivo, en apariencia, era estar en el mismo sitio, viajar juntos a las afueras de lo que veíamos todos los días. Por alguna razón conseguimos asistir al mismo evento; dicen que las cosas sólo suceden en el momento preciso.

¿Cuál es la diferencia? Te recuerdo. ¿Qué recuerdo de ti? Recuerdo lo que no he olvidado. Ese día se inauguró la vereda que nos permitió estar en el mismo lecho, camino donde surgió una pequeña historia en común; carretera de abrazos donde nuestras bocas compartieron todas sus pasiones.

Fue una excursión a tus ganas de sentirme contigo, a tu manera de mirarme esperando una respuesta; a despejar tus ganas de acercarte, de expresar en carne propia lo que se había gestado a partir de que nos conocimos.

Ahora soy el olor del deseo que se pasea en estas letras. Estoy tan hambriento que podría devorar la noche entera por su olor de amante. Desde aquí te busco rogando a la luna desvelada que me deje verte tal como entonces. Así, llena de vida, tentada a experimentar con la piel desnuda, a cabalgar por el aire afrontando en cada goce los miedos y la incertidumbre.

Repaso lo ocurrido, y en la remembranza sugerida veo a la gente con los ojos de alguien que busca el amor; mujeres jóvenes, madres con sus hijos, prostitutas conversas, niñas que anhelan perder la virginidad, y monjas que rezan para ocultar sus pensamientos más devotos. Sus caras me hacen aclarar lo que hace mucho había dejado en el baúl de la memoria. El saber que el amor siempre está en algún lugar, y no descansa hasta revelarse.

Por el gusto de habernos conocido, te saludo de nuevo en la complicidad de la voz por teléfono, en la historia de uno de tus novios, en la mudanza del deseo y en la espera de encontrarnos otra vez recorriéndonos la piel. Aquí todo es nuevo. La incertidumbre y lo indecible. Los sueños y los laberintos donde no es del todo malo perderse. Los enigmas de un porvenir de dulces encuentros. Hoy que nos buscamos siento que cada segundo es el mejor para emprender el camino hacia un reencuentro aplazado por el temor a lastimarnos.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

De hecho tenía tiempo que no leía ese relato que me escribiste a mi... Recordar es volver a vivir... Lástima que las circunstancias de la vida nos hayan alejado tanto, aún después de todos los momentos mágicos que compartimos juntos...

Anónimo dijo...

Sabes que pese a todo aún te quiero...

Anónimo dijo...

Que bello relato, espero que uds, solucionen sus malos entendidos y sean felices

Anónimo dijo...

Gracias al escritor anónimo por sus buenos deseos y tú Alejandro, ¿crees que podamos solucionar esos malentendidos????
Ya hace casi un año que nuestra existencia se bifurcó y no puedo negar que sigo extrañando tus palabras...

Anónimo dijo...

Muy bonito tu relato, logró transportarme al sentimiento exacto. Gracias y saludos.

Ari Quintana

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