17 enero 2010
Fragmentos a la deriva III
Una soledad buscada llega a
instalarse con los minutos perplejos y en las gaviotas hay un entusiasmo inédito;
agitando sus alas proclaman la naciente mañana.
*****
En el verdor de la parcela se
adivinan ya entre los nutridos arbustos los primeros frutos de la cosecha, las
primeras flores coloridas de una planta que ha sobrepasado las expectativas y
se ha elevado airosa ante un cielo despejado de dudas o sequías, creciendo más
allá de lo esperado y trayendo perfumes tersos en sus aromáticas resinas.
*****
Los números cabalísticos nos
ponen los nervios de punta; nos predisponen a las excusas más descabelladas, a
escondernos tras los pretextos menos coherentes. Creemos en su influjo sólo por
no dejar de creer en algo, sólo por darle gusto a la supersticiosa estrategia
de alejarnos de las fatalidades sentimentales y no tentar a la mala suerte en
los terrenos del romanticismo.
*****
Nos retractamos de lo dicho sin
culpa alguna; sin el menor remordimiento nos damos a la tarea de aplazar los
esfuerzos de vernos reconciliados y gastamos ingenuamente la energía de la que
carecemos en el simple capricho de escondernos en el interior acorazado de
nuestros miedos y nuestra desconfianza burda.
*****
La ausencia nos doblega, nos va
ganando en la contienda de los afectos y los derroches de cariño sólo perduran
en la esfera de los momentos eternos. Añorando una felicidad efímera nos
limitamos al goce de lo cotidiano.
*****
Sumido en las profundidades del
vacío, estiro las manos sudorosas que husmean entre sombras de un reino perdido.
La voz cansada del “superyo” se rinde ante las atrevidas resoluciones del
“ello”. Una promesa queda postergada entre los labios abiertos, en el paraíso
recuperado a fuerza de sobresaltos, con el riesgo de quedar convertido en
fragmentos a la deriva.
*****
Un sol amigable nos absuelve del
intenso frío de las mañanas y nos reanima desde la médula de los huesos; nos
arropa cálidamente para dar el salto proverbial hacia lo no hecho; fuerza que
nos insta a realizar las hazañas que en días nublados no nos atrevemos y a
romper de tiempo completo con las cadenas del siniestro miedo.
Etiquetas:
ARGUMENTOS,
CONFESIONES,
SOBREVIVENCIA
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
3 comentarios:
Me gustan tus frases, son un compendio de emociones con su dosis poética. Besos Liz
Me soslayo con tu sol amigable y con tu elocuencia textual para embelesar mis espíritu.
Un abrazo desde Medellín, Colombia!
Tío, andas en los "seguidores" de todos los blogs ¡increible!
Publicar un comentario